Esta semana se celebró una nueva reunión de miembros del Govern con el ministro Àlvarez Cascos, que desde el Consolat de Mar se valoró como «tomadura de pelo», mientras que desde el PP balear se opinaba que la reunión había sido fructífera. Lo que se juega en esos encuentros es el futuro de nuestra Comunitat, que, en vista de la deficiente autonomía que tiene, se ve obligada a depender exageradamente de Madrid. Así las cosas, las negociaciones deben afrontarse con un talante luchador, con la disposición de obtener para Balears todos los beneficios posibles. Dadas las circunstancias "la respuesta a las peticiones oscila entre un «no» tajante y un «se estudiará» nada comprometedor", podría entenderse que en La Moncloa no se olvida la derrota del PP. Lamentablemente, salvo unos años, los gobiernos central y de Balears han sido siempre de distinto color político y ello nos ha perjudicado.
Editorial
Cuadrar el círculo
26/10/01 0:00
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