Los trasatlánticos de cruceros turísticos no se han visto afectados por el temporal. Durante esta semana, los ferries que cubren los servicios interinsulares y con la Península han suspendido en dos ocasiones y durante dos días consecutivos las líneas regulares. Mientras tanto y desde el anuncio de máxima alerta, el puerto de Palma ha recibido la visita de siete paquebotes. Todos han entrado y salido del puerto sin alterar los horarios previstos y con un buen número de pasajeros.
Entre ellos destacó la presencia el pasado domingo del supertrasatlántico británico Aurora que llegó procedente de Alejandría (Egipto) incluso con antelación y zarpó en pleno temporal de fuerza 10 rumbo a Southampton (Gran Bretaña). Este buque coincidió con el veterano Albatros que tambien salió, aunque con unas horas de retraso. Por su parte, el alemán Deutschland recaló el jueves sin problemas y la misma normalidad se repitió ayer de nuevo con la escala del Topaz, un trasatlántico con 45 años sobre sus cuadernas y que llegó procedente de Sette, al no poder recalar en Barcelona donde se cerro el puerto y permanecían por la noche amarrados los transbordadores que cubren los servicios de Balears.
La explicación técnica que justifica este contraste obedece a dos razones: la solidez y estabilidad de los trasatlánticos en caso de mar gruesa son mayores que en un ferry, con gran volumen de carga rodada trincada en el garaje y construcción más ligera. Muchos de los paquebotes que aún navegan fueron diseñados en los años 50 para afrontar la dura línea del Atlántico Norte en invierno (es el caso del Topaz y el Albatros) y algunos de los más modernos, para dar la vuelta al mundo,(como el Aurora y el Deutschland).
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