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Finalmente, si el Consell no lo remedia, Raixa se va a escapar de las manos de los mallorquines. Don dinero manda y está claro que los 1.400 millones que ofrece una ciudadana alemana pesan más en el ánimo de sus catorce propietarios y sus respectivos herederos "salen a cien millones redondos por barba" que la nostálgica idea de que tan emblemática finca quedara abierta para los ciudadanos de a pie. Comprar Raixa para los mallorquines era una hermosa ambición romántica para la que ni siquiera había planes concretos de convertirla en una u otra cosa. El fallo ha sido la precipitación con la que se anunció "por parte del ministro Jaume Matas y la presidenta Maria Antònia Munar" una compra que, en realidad, era sólo un proyecto y que, posteriormente, se ha frustrado. Se cometió otro error: efectuar una valoración económica oficial por debajo de la oferta inicialmente realizada por los representantes del Ministerio de Medio Ambiente, lo que alarmó a los dueños de Raixa. No contaba Matas con la contundencia de los marcos ni con las pretensiones de los propietarios, adecuadamente asesorados para sacar el máximo rendimiento a la herencia recibida. Como tantos mallorquines, los dueños de Raixa han buscado sólo un beneficio económico. Cuando un alemán compra una finca en Mallorca es porque un mallorquín la vende. Y aquí la cuestión no es que una diseñadora alemana le gane la partida a las instituciones, pagando un precio probablemente excesivo. Lo lamentable es que algo que podría ser de todos seguirá en manos privadas.

De todos modos, aún quedan dos meses por delante. El Consell puede todavía impedirlo, desembolsando el mismo dinero. ¿Vale la pena? ¿Queremos destinar 200 millones de los presupuestos del Consell para completar la partida prevista por el Ministerio de Medio Ambiente? Éste es el debate. Fríamente, en Mallorca hay muchísimas cuestiones pendientes en las que emplear el dinero público. Y no hay que olvidar que, pese a los errores de los políticos, la responsabilidad del destino final de Raixa será exclusivamente de sus dueños.