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Se avecinan fechas en las que, casi a diario, tendremos compromisos familiares, de amistad e incluso de trabajo que nos llevarán inevitablemente a compartir manteles. La Navidad es tiempo de comidas y de cenas, de tertulias a la hora del café, de probar dulces y propuestas gastronómicas tradicionales, de degustar vinos, cavas y licores y, con todo ello, de lucir la mesa.

Porque en las grandes ocasiones es tan importante la presencia de la mesa como el menú que vamos a servir. Poco lucirá una comida perfecta gastronómicamente servida en una mesa coja, con mantel de plástico, servilletas de papel y vino en tetrabrik.

Es, pues, el momento de lucirse a la hora de componer una mesa atractiva, sin caer en la ostentación, que invite a prolongar la sobremesa. Para lograrlo un grupo de estudiantes de la especialidad de técnica de restauración de la Escuela de Hostelería ha realizado un curso de decoración de mesas navideñas, que desde hace días se exponen en el hall de la institución. Las mesas dan muestra de lo aprendido, pues respiran buen gusto y sencillez. A la clausura del curso asistieron el rector Llorenç Huguet, el conseller Celestí Alomar y el presidente de los restauradores, Antoni Gil.