Los ciudadanos españoles recibieron ayer con enorme interés la
puesta en circulación del euro, lo que se tradujo en una gran
afluencia de público a las más de 900 sucursales de bancos y cajas
que abrieron durante tres horas y de las que se retiraron,
contabilizando los cajeros automáticos, alrededor de 125 millones
de euros (más de 20.000 millones de pesetas).
Según el Banco de España, la afluencia a las sucursales de
bancos y cajas que permanecieron abiertas en horario de 11.00 a
14.00 horas sobrepasó las previsiones más optimistas e, incluso, en
algunas sucursales se produjeron colas y en otras, según fuentes
del sector bancario, se agotaron los euros con los que contaban. La
gran demanda de euros por parte de los ciudadanos fue muy valorada
por el Banco de España, que mostró su satisfacción y señaló que «el
proceso de introducción de los billetes y monedas ha comenzado a
desarrollarse con gran rapidez y éxito».
Pero si en el día del euro hubo una cara, también hubo una cruz.
Los aspectos más negativos radicaron en el hecho de que bancos y
cajas vieron superadas todas sus previsiones. En Balears, miles de
ciudadanos colapsaron las 20 oficinas bancarias abiertas en una
jornada marcada por las largas colas y cierta sensación de psicosis
que obligó a los empleados de las entidades a reiterar un único
mensaje: que la peseta seguirá en vigor hasta marzo, por lo que no
tiene sentido realizar todo el cambio en un solo día.
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