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Nada hay más difícil para un niño, y para sus familiares, que tener que pasar las Navidades "las fechas más familiares y mágicas del año" ingresado en un hospital. Son días en que las horas se dilatan, el aburrimiento les invade y no ven el momento de volver a casa. Así que sus parientes se esfuerzan en aligerar esas horas y el día de Reyes trataron de convertir las frías habitaciones de Son Dureta en una improvisada fiesta. Hubo regalos, alegría y hasta algunos pudieron probar el roscón de Reyes.

Fue un día de ilusión, pero la sorpresa estaba aún por llegar. Y se presentó ayer, cuando la plantilla del Bàsquet Inca decidió acudir al hospital palmesano cargada de regalos para sorprender a los chavales, que no daban crédito. Estos improvisados Reyes Magos de enorme estatura parecían gigantes a los pequeños, tanto que incluso alguno se echó a llorar. Pese al susto inicial, al final todo fueron sonrisas, besos y agradecimiento.

Un hermoso gesto por parte de unos deportistas que, por un día, aparcaron en la cancha sus obligaciones de entrenamiento, sus rivalidades en el campo de juego y su afán de ganar y lo cambiaron por la más llana y desinteresada solidaridad. Un detalle que les honra.