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Un grupo de trabajadores de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH) de Palma impidió ayer, en la primera de las cuatro jornadas de huelga convocadas hasta el sábado, que los camiones cargaran y repartieran alrededor de 800.000 litros de combustible al retrasar el proceso de carga y descarga en la sede de la empresa en Son Banya. El dirigente de UGT Pedro Bennásar confirmó ayer a Ultima Hora que sólo «entraron y salieron siete de los veinte camiones que habitualmente abastecen de combustible a las gasolineras de Palma» debido a que desde las seis de la mañana procedieron a interrumpir el paso de los vehículos. Por ello, «ayer sólo se repartieron 200.000 litros de combustible», precisó.

Miembros de la Policía Nacional se desplazaron a la sede de CLH para vigilar que se cumplieran los servicios mínimos, establecidos en un 70 por ciento y calificados de «abusivos» por los trabajadores. El piquete se concentró en la sede de CLH a las seis de la madrugada y quince minutos más tarde, avisadas por los responsables de la empresa, se desplazaron al lugar tres furgonetas de la Policía Nacional. Bennásar dijo que, tras unos momentos de tensión, los huelguistas decidieron interrumpir la protesta, aunque siguieron retrasando la entrada y salida de los camiones al dialogar con los conductores de los vehículos.

Pese a esa acción de los sindicatos, los conductores de vehículos pudieron llenar sus depósitos con absoluta normalidad, sin realizar colas, según confirmó un portavoz de la patronal de gasolineras. Los trabajadores, no obstante, han avisado que puede haber problemas de abastecimiento en Mallorca a partir del viernes, cuestión que no fue desmentida por los empresarios, a la vista de la interrupción del servicio de abastecimiento. El presidente de la patronal de gasolineras, Jesús Salas, quiso transmitir un «mensaje de tranquilidad» a los conductores e insistió en que éstos pueden llenar sus depósitos «sin ningún problema, al menos por ahora».

La huelga ha sido convocada por UGT y CC OO para exigir la recolocación de casi el 30 por ciento de los trabajadores afectados por la reducción de actividad del grupo. Los sindicatos critican «la negativa de la empresa a negociar un plan de empleo que haga frente a los excedentes generados por el abandono de varias actividades de la compañía».