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Corrientes, 348, segundo piso ascensor es... una oficina
Me decepcioné mucho al ver lo que quedaba del escenario de aquel hermoso tango «A media luz», que entre el buen trabajo de sus autores, Doanto y Lenci, y la difusión que tuvo "y que sigue teniendo" a nivel mundial, inmortalizó Buenos Aires y, sobre todo, una de sus grandes avenidas, Corrientes, hoy saturada de coches que constantemente entran por 9 de julio, la arteria más grande del país, 150 metros de ancha, o lo que es lo mismo, seis carriles subiendo y otros tantos bajando con parterre en medio. ¿Recuerdan la letra del tango, no? Corrientes, tres cuatro ocho/ segundo piso ascensor/ no hay portero ni vecinos/ adentro cóctel de amor/ pisito que puso Maple/ piano, estera y velador/ un telefon que contesta/ una fonola que llora/ viejos tangos de mi flor/ y un gato de porcelana pa que nos maúlle el amor/ Y todo a media luz, a media luz los dos.... ¿Precioso, eh? Sin duda, una provocativa invitación al amor. Pues como les decía, me acerqué una tarde a Corrientes 348 y me encontré con que lo único que hay allí es un garaje, y en vez de ascensor, montacargas. Por supuesto, hay portero, pero no vecinos. Al menos el montacargas te lleva hasta un segundo piso solitario cuya puerta está cerrada. «Pues es una oficina», explica el portero que nos ha acompañado hasta arriba. Para desgracia nuestra, el intendente, o encargado de la finca, está de vacaciones, y quien le suple conoce apenas la historia. «Había, hace años, un local de baile que los militares cerraron. Hoy son oficinas», dice. Y desde luego, ninguna representada por la inmobiliaria Maple, la que, según dice la canción, puso el pisito. Aparte de que no vimos ningún gato, ni siquiera de porcelana, ni escuchamos gramola alguna llorando viejos tangos, tampoco la atmósfera que reinaba en el lugar era la más propicia para estarse besando a media luz. En fin... que viendo el panorama se nos quitaron las ganas de acercarnos a Juncal 1224, donde, según decía en su segunda parte «A media luz», de tarde té con mocitas, de noche tango y amor, pues seguro que nos encontraríamos con la misma sorpresa que ahí.