Cuarenta mil personas. Éste es el objetivo que el Ajuntament de
Palma tiene fijado para el centro histórico de la ciudad: recuperar
la población que este enclave de la ciudad tenía en el año 1891.
Por este motivo, y desde la era Fageda, se han invertido cerca de
cincuenta millones de euros de fondos públicos y más de treinta de
iniciativa privada, aparte de los doce de la recogida selectiva de
basura, hecho que ha provocado que en el núcleo fundacional de la
ciudad se hayan invertido en diez años cerca de cien millones de
euros.
Cuando en el año 1991 el alcalde Fageda pasó a gobernar la
ciudad la situación del centro histórico era muy triste: tan sólo
quince mil personas habitaban un espacio donde las drogas dominaban
más allá del «barrio chino» (Sa Calatrava era uno de los lugares
donde más se consumía) y donde la población se quería marchar al
precio que fuese, continuando una tendencia que se había iniciado a
finales de los años setenta y consolidado durante los años ochenta.
En estos diez años los planes de rehabilitación del centro, la
compra de inmuebles por parte de ciudadanos extranjeros y el
progresivo desplazamiento y arrinconamiento de las actividades
delictivas y de venta de drogas han propiciado que un total de
cinco mil personas haya vuelto a vivir en el centro de Palma.
Eso sí, en estos momentos el centro se está convirtiendo en un
lugar exclusivo. De hecho, la primera línea de la barriada de Sa
Calatrava vale más de seis mil euros por metro cuadrado. Casas
vacías. Este es el talón de Aquiles del centro histórico de Palma.
En estos momentos se calcula que hay cerca de cinco mil, muchas de
ellas necesitadas de restauración y rehabilitación. El segundo gran
punto débil es el envejecimiento de su población, ya que muchas
familias del centro están formadas por dos personas mayores con
descendientes que han abandonado la zona.
Hablemos de las inversiones. Evidentemente el plan estrella ha
sido el Pla Urban, porque ha supuesto inversiones de rehabilitación
y también inversiones en materia social. La creación del centro
cultural Flassaders, del centro Estel, el centro cultural de Sa
Calatrava, el Passeig per l'Artesania y otras actuaciones
singulares han cambiado la fisonomía del barrio de Sa Gerreria. El
derribo de siete manzanas para construir nuevas viviendas por parte
de la iniciativa privada en la unidad de ejecución 2B supondrá la
desaparición del «barrio chino» y el final de los males de una
parte importante del centro histórico de Palma: el foco de
distribución, compra y consumo de drogas y de prostitución.
La segunda gran inversión pública ha sido el Pla Mirall Centre,
que ha embellecido buena parte de esta ciudad, la ha dotado de
mejores servicios, ha reconstruido plazas y soterrado cables y, en
definitiva, ha supuesto un lavado de cara muy importante. Las
subvenciones para la rehabilitación de las fachadas y las
subvenciones para la recuperación de los patios han permitido que
buena parte de la fisonomía tradicional del centro histórico
volviese a dominar las calles. El centro de Palma está recuperando
el esplendor de épocas pasadas, pero faltan muchos aspectos para
que la gente se decida a volver a vivir allí: en primer lugar una
bajada de precios y la construcción de viviendas a precios
asequibles para todos los segmentos sociales; en segundo lugar, un
tejido comercial vivo y diversificado, con tiendas de todos los
servicios; y un aumento de la seguridad ciudadana que haga que
vivir en el centro de Palma sea un gozo.
Debate sobre la conveniencia de tener el centro abierto
al tráfico
Uno de los principales debates de los últimos diez años ha sido la
conveniencia o no de tener el centro de la ciudad abierto al
tránsito rodado. Evidentemente, han ganado las medidas restrictivas
y se ha impuesto la creación de zonas ACIRE y la adaptación sólo
para peatones de numerosas calles del centro. Cabe recordar en este
sentido la reciente peatonalización parcial del Passeig des Born.
El objetivo es muy claro: conseguir que el peatón se sienta seguro,
que disponga de más espacio y sobre todo que las inversiones
realizadas en el centro no se echen a perder por culpa del paso
excesivo de vehículos.
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