El Hospital de la Cruz Roja de Palma desaparecerá el próximo 31 de
julio y dará paso a una residencia para personas mayores con
necesidades de asistencia, en lo que supondrá un nuevo e importante
paso en el devenir de esta entidad, que en los últimos años está
enfocando sus esfuerzos y recursos a los servicios sociales en
detrimento de los hospitalarios.
Biel Uguet, gerente del hospital, explicó que desde su creación
Cruz Roja decidió apostar, en España y fuera de ella, por aquellos
servicios que no estaban suficientemente cubiertos. Así, durante
años su logotipo fue habitual, por ejemplo, en carreteras, playas y
allí donde había alguna catástrofe. Pero, poco a poco, en países
como el nuestro el gobierno, más tarde, las comunidades autónomas
han ido tejiendo toda una red hospitalaria y asistencial que han
hecho cada vez menos necesaria la aportación de esta entidad.
«Ahora, en cambio -explica Uguet- apremia la necesidad en otras
áreas asistenciales, como la referida a la atención a los mayores o
a los jóvenes, que junto a la formación y a la cooperación
internacional -en especial a partir de los efectos devastadores del
huracán Mitch en 1998- son los ejes vitales de la actuación de Cruz
Roja, y por ahí ellos es por donde más estamos creciendo porque nos
consideramos una entidad auxiliar de los poderes públicos».
En efecto, durante el año 2000, por ejemplo, Cruz Roja de
Balears realizó proyectos de cooperación para el desarrollo
sostenible, de atención a los más necesitados o de ayuda ante
situaciones de catástrofe o conflicto en dieciocho países
subdesarrollados.
Ante el colectivo de personas mayores y discapacitadas, la
entidad realizó tareas de ayuda a domicilio, teleasistencia, ayudas
técnicas, transporte adaptado o gestión de centros de día.
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