María Soledad Amatriain y Silvina Mercadal, de ascendencia balear,
miembros de las Casas de Baleares de Córdoba y Rosario (Santa Fe),
respectivamente, han sido las ganadoras del concurso de fotografia
y certamen literarios convocados por el Govern entre las Casas de
Balears en América Latina. El premio ha consistido en viajar a
Palma y asistir a los actos que con motivo del Dia de Balears se
organizan hoy. María Soledad tiene familia en Pollença y los
bisabuelos de Silvina eran de Ciutadella (Menorca). Ayer estuvimos
con la dos en el Pesquero, hasta donde las llevó Pep Sans.
El trabajo de Silvina ha sido sobre un diario personal que
estaba escribiendo desde hace un año. «Es una experiencia personal
de alguien que está en tránsito por distintos lugares. Lo que
pretendí en este diario es reflejar un poco estos espacios
diferentes y estos vínculos, también diferentes, y tratar de hacer
un poco más evidentes las sensaciones relacionadas con el paisaje y
los vínculos que se constituyen en ellos». Por su parte, María
Soledad ha hecho una serie de retratos, siendo los modelos miembros
de su familia: su padre, su tía y sus dos hermanos. «He trabajado,
sobre todo, en los rasgos que se manifiestan a través de las
distintas generaciones». Utilizó una Canon 300 y trabajó con luz
natural.
Respecto a la situación que atraviesa su país, ambas están de
acuerdo en que es muy complicada, más de lo que desde aquí se pueda
suponer. «Es una situación que se viene cocinando durante casi 30
años, en la que siempre ha salido beneficiado el sector financiero,
lo cual ha implicado que las industrias nacionales entren en la
ruina definitiva. Por otra parte, están las privatizaciones, que
califican de irracionales y poco controladas.
«Han faltado controles que demostraran que el Estado se estaba
expropiando de empresas que eran rentables, como la de teléfonos y
la del petróleo. «Ni siquiera México ha dejado entrar a los
capitales privados en el negocio del petróleo», señalan. Por otra
parte, el periodo menemista ha implicado un rompimiento de todo lo
que es tejido social. «Lo triste "concluye Silvina" es que los
intelectuales argentinos no se hayan involucrado en todos estos
procesos para plantear alternativas y hacer una crítica mientras
todo esto estaba sucediendo».
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