Contra viento y marea, Àlvaro de Marichalar prosigue su particular «cruzada» y pone rumbo a aguas del Atlántico, donde culminará la travesía Atlantik 2002. Cruzará esta semana el Mediterráneo, tras haber pasado por Palma, donde amigos, conocidos y familiares fueron a despedirlo el pasado domingo. Anteayer, al mediodía, dejaba la bahía de Palma con abrazos y recuerdos de quienes acudieron a desearle suerte en el duro viaje que le espera. En el pantalán del Club Náutico estuvieron la familia Magnusson, al completo, con quienes compartieron junto a todo el equipo de Marichalar una velada inolvidable en el Casino Paladium de Mallorca, la noche anterior, donde tampoco faltaron los Bestard y la princesa Brigitta de Suecia.
A la salida la moto acuática sufrió una avería, lo que provocó cierto retraso en la salida. Pero este contratiempo puso de manifiesto el extraordinario equipo de ayudantes y mecánicos que lleva Marichalar para poder realizar con éxito este objetivo. En el Dique del Oeste, permanece anclado el portaaeronaves Illustrius, buque almirante de la Royal Navy, quien recibió a Àlvaro de Marichalar y todo su equipo, y se realizó un improvisado acto de «lazos de hermandad». Àlvaro de Marichalar entregó al almirante una bandera de España y la bandera de la travesía Atlantik 2002.
Esta hazaña, de lograr el objetivo, pasará a ser un récord Guinness además de mandar un mensaje contra la droga y a favor del deporte. También en este objetivo hay una campaña con «mensajeros de la Paz» y hermanamiento entre países de distintas culturas y religiones. Miami es el último puerto donde se ondearán todas las banderas del recorrido.
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