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R.C./AGENCIAS
Bruselas está preparando un plan europeo destinado a que las aerolíneas reduzcan sus emisiones de gas, para lo cual planea imponer a los pasajeros del transporte aéreo comunitario una tasa ambiental de hasta 81'5 euros, circunstancia que es valorada negativamente por las compañías aéreas europeas y la patronal española AECA, ya que en caso de que este proyecto prospere, no tendrán más remedio que trasladar este coste a los viajeros.

La noticia fue adelantada ayer por el diario «The Times» y no fue desmentida por la comisaria de Transportes, Loyola de Palacio, si bien puntualizó que no hay todavía propuestas concretas «en estos momentos». El nuevo tributo ambiental podría ser impuesto a todas las aerolíneas europeas dentro de dos años y supondría un coste adicional de 81'5 euros en los vuelos entre Europa y América; 57 euros en las rutas hacia Nueva York y entre 8'15 euros y 16'3 euros en los vuelos dentro de Europa.

Los operadores vacacionales y las compañías de bajo coste podrían ser las más afectadas por el impuesto, que la industria aérea denunció como «una tasa de vacaciones». El presidente de AECA, Felipe Navío, manifestaba ayer su sorpresa por esta iniciativa de la CE, «no hemos tenido constancia oficial, pero está claro que cualquier extracoste que se produzca se trasladará al usuario, lo cual supondrá una pérdida de competitividad para los países comunitarios frente a los no comunitarios en lo concerniente al precio del transporte aéreo y su incidencia en el tráfico vacacional».

Si prospera el proyecto de Bruselas, las zonas vacacionales europeas, entre ellas Balears, verán mermada su competitividad frente a los países turísticos de la cuenca mediterránea no integrados en la UE, que están inmersos en estos momentos en plena campaña de descuentos aéreos y turísticos para captar la mayor cuota de mercado de cara a la próxima temporada de verano.