El 19 de enero de 2001, víspera de Sant Sebastià, se iniciaron las
obras de construcción del aparcamiento subterráneo de la avenida
Comte de Sallent y del paso subterráneo que ahora conecta la
avenida Alemanya con las calles General Riera y Antoni Marquès.
Muchos debieron ser entonces los palmesanos que, aprovechando tan
señalada fecha, se encomendaron al santo patrón de Palma para que
les protegiera, en la medida de lo posible, de los atascos,
desvíos, ruidos, cierres de calles, polvo y demás incidencias que,
intuían, iban a producirse desde ese momento hasta el instante de
su definitiva inauguración, 15 meses "y 197.300 horas de trabajo"
después.
El 23 de enero de 2001 se cerraba al tráfico Antoni Marquès, en
el tramo comprendido entre la calle Blanquerna y las Avenidas. Días
después se cerraba también al tráfico parte de la calle General
Riera, y la calle 31 de Desembre pasaba a ser una vía de dirección
única hasta Antoni Marquès. Era el inicio de una serie de cambios
circulatorios que iban a poner a prueba el sentido de la
orientación de miles de palmesanos. En el mes de marzo del pasado
año hicieron su aparición en el paisaje de las Avenidas las
entrañables máquinas de pilotaje, cuya majestuosa imagen nos
acompañó durante varias semanas y nos hizo compañía en los momentos
en que, inmersos en diversos atascos, no podíamos avanzar ni
retroceder, momentos que aprovechábamos para refunfuñar o para
encomendarnos de nuevo a Sant Sebastià, según los casos.
Los trabajos de pilotaje, que permitieron levantar columnas de
hormigón en el subsuelo, obligaron a un estrechamiento parcial de
las Avenidas a partir del 29 de marzo. Desde esa fecha y hasta el
18 de abril se procedió a la colocación del enlosado de hormigón de
lo que iba a ser el techo del paso subterráneo. A partir del 19 de
abril la circulación en Comte de Sallent pasó a ser unidireccional
y la calle Antoni Marquès cambió de dirección. Los primeros
trabajos de asfaltado de la zona se hicieron ya en junio. Casi
cuatro meses después, el 26 de octubre, los palmesanos empezaron a
vislumbrar un punto de luz, en concreto, al final del paso
subterráneo que comunica la avenida Alemanya con General Riera,
inaugurado ese día.
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