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Son supervivientes de la edad, sabios de la vejez que han vivido toda una vida y bien merecían un guiño repleto de ternura. Un total de 42 internos, de entre 91 y 100 años de edad, recibieron ayer por la mañana en la Llar dels Ancians un merecido homenaje por su avanzada edad. 38 mujeres y 3 hombres se vistieron de gala para recibir la muestra de cariño y de admiración que les ofrecieron, tanto los empleados del centro como un grupo de jóvenes que actuaron para ellos.

La más mayor del grupo fue María Oliver, que pronto cumplirá 101 años, y que, debido a su delicado estado de salud, no pudo estar presente en el evento. El homenaje se organizó como una fiesta intergeneracional, con la participación de los alumnos de 3º de ESO del colegio El Temple, que interpretaron la función teatral «La pela és la pela». Bajo la supervisión de la profesora de catalán, Antonia Lladonet, estos jóvenes se esforzaron al máximo para conseguir que los internos pasarán una divertida mañana.

Después de la función, Manolita Bellas, vecina de la Llar, se ofreció espontáneamente a tocar una breve pieza con su violín, decisión que fue bien acogida por el veterano público. Fatigados por la hora que llevaban sentados en el salón de actos, los homenajeados, que lucían un corazón de papel en su pecho, recibieron unos obsequios de manos de los jóvenes. Flores, bombones y un gesto de cariño fueron las recompensas que obtuvieron por toda una larga e intensa vida.