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Las manos mágicas de Monique Diana de Francia se marchó ayer a Alemania, de donde regresará a principios de septiembre con el duque, su esposo. Ayer, cuando fuimos a saludarla a su casa, la encontramos rezando en la capilla. «¡Qué casualidad...!», exclamó al vernos. «Estaba yo pidiendo a Dios que me mandara amigos para que Monique les transmitiera energía y llegáis vosotros». Monique Diugou es francesa, de la Bretaña; mujer madura, pero guapa y elegante, que también está a punto de marcharse. Diana nos anima a que nos pongamos en sus manos. Por lo visto, días atrás, un colega con poco pelo se dejó poner las manos sobre su cabeza y anda convencido de que tiene más pelo ahora que antes. Como Julián Aguirre ha andado un tanto pachucho por las cervicales, se presta. Monique le pasa las manos por la espalda, cabeza, rostro y pecho. «No sé si me habrá curado usted "le dice", pero me siento más relajado». Luego le toca el turno a quien suscribe. «Veo que tiene usted muchos enemigos», me dice. ¡Y tantos!, pienso. Me pasa las manos como a Julián y también me relajo, aunque cuando horas más tarde me reencuentro con los de cada día, observo que quienes no me quieren, bien siguen no queriéndome ver. Esperaré unos días para ver si noto cambios.