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Ha llegado el mes de agosto. Un período de inactividad política que da paso al tiempo de vacaciones y a la relajación. Pero el caluroso mes (esperemos que no sea tan lluvioso como julio) también puede ser un buen momento para la reflexión y el entretenimiento. Es bien sabido que el seguimiento exhaustivo de una novela exige una concentración y perseverancia que es casi una utopía en los meses de actividad política. Aunque no sólo de novela vive el hombre. Están la poesía y el ensayo para ir cultivando el intelecto y reflexionar un poco sobre la condición humana.

La presidenta del Consell, Maria Antònia Munar, no tiene predilección por la narrativa, al igual que Fageda. Prefieren los libros de análisis como «Las consecuencias económicas de la paz», de John Maynard Keynes o las memorias de Gandhi. No son precisamente libros que inciten a la desconexión, pero sí al análisis.

Los poetas mallorquines suelen estar en la mesa de nuestros políticos, siempre es bueno volver a las raíces. Escritoras de novelas como Maria de la Pau Janer también están en la lista. En verano siempre entran esas ganas irremediables de «ponerse al día» y bucear un poco en el mercado editorial con las principales novedades y éxitos de temporada.

Evidentemente, las mesas de noche son una auténtica mina de lectura-referencia. Son aquellos libros que consideramos importantes, imprescindible, pero para los cuales nunca se encuentra el momento. Grosske tiene en mente leer «Más Platón y menos Prozac», porque cree que muchos problemas se resuelven con orientación. Lo dicho: menos psicólogo y más lectura. Y a disfrutar.