Pasada la hora prevista de salida del vuelo de Valencia a Palma,
se comunicó a los pasajeros que «la llegada tardía del vuelo
programado», retrasaría su salida y que se les proporcionaría más
información en los siguientes 55 minutos, aviso que se repitió dos
veces más durante las dos horas posteriores. Mientras, el pasaje
veía que vuelos con salida prevista posterior a la suya, incluso
una operación con destino a Palma, salían antes que ellos.
A continuación, aproximadamente a las 10 de la noche, el
personal de tierra de Manises llamó a los pasajeros a embarcar.
Tras una espera de unos 30 minutos, la tripulación emplazó a los
pasajeros a que volvieran a bajar del avión alegando que la
protesta de controladores aéreos, "que este fin de semana ha
provocado graves demoras en los aeropuertos españoles" retrasaría
todavía más la salida del vuelo. Ante las protestas de los
pasajeros y su negativa a bajar del avión, la tripulación apagó el
aire acondicionado, lo que unido al fuerte calor que hacía en
Valencia, obligó a los pasajeros a bajar a la pista.
El clima asfixiante provocó el desmayo en una mujer de unos
cincuenta años que tuvo que ser atendida por una ambulancia en la
misma pista del aeropuerto, incidente que provocó el plante los
pasajeros que se negaron a subir al autocar que debía de
devolverles a la terminal del aeródromo. El pasaje exigía una
solución inmediata, mientras el personal de la compañía aérea
respondía con la amenaza de avisar a la Guardia Civil si no
regresaban a la terminal.
Tras unos minutos de tensión, llegó la Guardia Civil a la pista
de Manises y convenció a los pasajeros que subieran al autobús. La
Guardia Civil argumentaba que la rebelión no era manera de
protestar y animaba a los pasajeros, muchos de ello mallorquines, a
que reclamaran a la compañía si lo consideraban necesario. Una vez
dentro del autocar, una avería dejó al pasaje encerrado y a
oscuras. La crispación subió hasta tal punto que la gente gritaba
sintiéndose aprisionada y algunos golpeaban los cristales pidiendo
que los dejaran salir. No salieron hasta que llegó otro autocar que
les condujo a la terminal, donde los pasajeros fueron invitados a
un refrigerio, barra libre, y se ofreció la asistencia de un ATS a
quienes lo necesitaran. Finalmente, a los 00.30 de la madrugada, el
avión salió de Valencia rumbo a Son Sant Joan. La información
facilitada por los pasajeros no pudo ser ayer confirmada por la
aerolínea.
Por otra parte, un total de 21 pasajeros con billete de Iberia
para salir de Madrid a Palma durante la mañana de ayer, quedaron en
tierra a causa de una sobreventa de billetes (overbooking) y
tuvieron que ser recolocados en diferentes vuelos del día. La
compañía argumenta que la protesta de controladores de este fin de
semana creó problemas de programación y que Palma es un destino muy
demandado en estas fechas. En todo caso, la sobreventa de billetes
es legal hasta un límite de asientos.
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