El director del Àrea de Medi Ambient de EMAYA, Francesc Montalvà,
dio a conocer ayer que desde finales de junio se ha reforzado el
equipo de limpieza del vertedero de Son Reus con un nuevo turno de
noche y con dos operarios más. Hasta ahora había dos turnos, uno de
mañana y otro de tarde, y seis personas cubriendo este servicio.
A lo largo de las últimas semanas, las quejas de las personas
que viven cerca de Son Reus se han incrementado debido al aumento
de los malos olores. «Sé que hay quejas de residentes en Palmanyola
y Bunyola, pero en EMAYA no hemos recibido, de momento, ninguna
llamada en este sentido», dijo Montalvà. «Cuando sopla el viento,
las emanaciones se desplazan y los malos olores molestan a los
vecinos», afirmó. En el vertedero hay ahora un exceso de restos
orgánicos acumulados «por falta de espacio».
Seis tractores realizan un proceso de biodegradación aeróbica,
«remueven y compactan los restos, incluidos los más ocultos, lo que
permite que éstos entren en contacto con el aire y que se rompan
las cadenas de estancamiento y de humedad, lo que ayuda a evitar
que se produzcan incendios». «Para que los vecinos ganen en
tranquilidad, ahora hay una vigilancia permanente sobre el terreno,
oxigenándolo constantemente y liberando la concentración de gases»,
destacó. Cada día se depositan en Son Reus entre 600 y 700
toneladas, incinerándose unas 800 toneladas.
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