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Más de trescientas familias que han adoptado niños extranjeros en los últimos años se reunieron ayer en Lluc en una gran fiesta organizada por el Consell de Mallorca. El departamento de Serveis Socials había montado esta iniciativa como una fórmula para que los padres que han pasado por esta experiencia puedan intercambiar impresiones.

El objetivo de estas jornadas, según explicó la consellera Josefina Sintes, es «hacer ver a los padres y a todo el mundo que la adopción ha de ser un hecho totalmente normal y transparente». La jornada giró en torno a una comida de hermanamiento que reunió a más de 500 personas que degustaron una paella gigante.

Los niños, la mayoría de origen ruso, disfrutaron de lo lindo con la fiesta. En la zona de acogida se montó un gran castillo hinchable de juegos. Amenizó la jornada un grupo de animación. Por si eso no fuera suficiente, una dotación del cuerpo de bomberos del Consell se convirtió en atracción improvisada para los más jovencitos.