Ya sabemos que ante la proximidad de unas elecciones todos los
políticos pierden un poco la compostura para ofrecer y prometer
toda clase de cosas, algunas asumibles y deseables y otras, menos.
Ahora el Ajuntament de Calvià anuncia que va a regalar 30 euros
a cada familia con hijos menores de edad para que los gasten en
restaurantes y locales de ocio del municipio, con la idea de
«dinamizar el consumo interno y fomentar la cohesión familiar».
Desde luego, cualquiera que tenga hijos o pertenezca a una familia
sabrá por experiencia que la cohesión nada tiene que ver con salir
a comer a un restaurante.
Treinta millones de pesetas (180.000 euros) perderán los
contribuyentes calvianers para sufragar esta alegría de Margarita
Nájera, que tiene todos los ingredientes del electoralismo más
populista y descarado, cuando probablemente ese dinero que tan
costosamente pagan los ciudadanos de esta localidad "con una tasa
de impuestos muy elevada" tendría mejor aprovechamiento en otros
frentes más necesarios: educación, sanidad, seguridad, limpieza,
ayudas familiares, marginación... Es decir, cuestiones serias y no
frivolidades.
Como era de esperar, ya ha habido las primeras reacciones. No
sólo la oposición se ha pronunciado en contra, sino también las
asociaciones de comerciantes. No puede Nájera pretender ganar con
cheques-regalo la voluntad de los calvianers, que deben rechazar
esta burda imitación del «pan y circo» de los emperadores
romanos.
Sólo de Margarita Nájera, que para conseguir sus objetivos
políticos no se detiene ante casi nada, como ya demostró hace unos
meses cuando borró de un plumazo las emisiones de TV3 en Calvià y
Andratx para que vean en su lugar la televisión de Nájera, se podía
esperar tal despropósito.
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