Los fuertes vientos que azotaron ayer la Isla impidieron a
Miquel Frau realizar la prueba de vuelo con su nuevo hidroavión, el
primero hecho a mano en Mallorca. Frau ha invertido los últimos
seis años, más tres mil horas de trabajo, y 42.000 euros, cerca de
siete millones de pesetas, en construir el avión que podrá
utilizar, como él mismo dice, para pasar el «domingo con mi familia
en cualquier cala de Mallorca, como si fuera un barco».
El aeródromo de Son Bonet era el lugar elegido. La ley dice que
para el primer vuelo de un avión recién construido la velocidad del
viento no puede superar los cinco nudos, y ayer se llegaba a los
15. Así que el gozo en un pozo, esta maravilla del aire, única en
la Isla, deberá esperar al menos el próximo fin de semana para
surcar el cielo mallorquín.
Miquel Frau, piloto profesional, compró hace seis años un kit
con las piezas del avión y lo fue montando en el garaje de su casa
como si de una maqueta de aeromodelismo se tratara. Una vez
acabado, el montaje de las alas lo tuvo que realizar en el hangar
número cuatro de Son Bonet.
El resultado es un hidroavión anfibio, con capacidad para cuatro
pasajeros, con una velocidad de 160 km por hora, una capacidad de
combustible de 400 litros, lo que supone una autonomía de 12 horas
y 2.500 km de distancia de alcance. En estos momentos lo tiene
preparado para dos personas, que incluso pueden dormir, ya que la
intención de Frau es hacer la ruta del Nilo, dar la vuelta al
Mediterráneo y, si encuentra un patrocinador, dar la vuelta al
mundo.
Aunque aún le quedan algunos aspectos que pulir, como la
colocación de un depósito de agua para poder construir una ducha en
el avión. Miquel Frau se ha construido una roulotte aérea. «El día
que no encuentre hotel, no hay problema, tengo mi hidroavión con
todas las necesidades cubiertas».
David J. Nadal
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