El mercadillo de Nadal se ha trasladado -de nuevo- a la plaza de
España, su lugar de siempre, excepto el año pasado debido a las
obras que tuvieron lugar en dicho emplazamiento, que obligaron a
instalarlo a la vera del Parc de la Mar.
A la vuelta a la plaza de España se han encontrado con que su
fisonomía ha variado, por lo que ahora el espacio es mayor, con lo
cual el mercadillo se ha quedado un poco diseminado, con grupos de
casetas por aquí, grupos de casetas por allá, y entre y entre
demasiado espacio. Aunque la distribución es lo que menos preocupa
a los caseteros, «pues este año, con los cambios que ha sufrido la
plaza, es de prueba», dice una vendedora que prefiere mantenerse en
el anonimato. A ellos lo que realmente les tiene atemorizados son
la crisis y el euro.
«A un alemán, por ejemplo -opinaban Mercedes Rodríguez,
vicepresidenta de los vendedores de PIMEM y propietaria del puesto
Can Benet que ya va por la quinta generación de propietarios, y
Joana María Noguera, vendedora y presidenta de los vendedores de
PIMEM- no le es lo mismo cambiar un marco y que le den 84 pesetas a
funcionar con euros, que les cunden menos. Por otra parte hay
cierto temor a gastar». Ambas aseguran que los precios no han
variado en relación a los del año pasado, y que de redondeos, «nada
de nada -señalan mostrándonos los que figuran en cada uno de los
productos que venden- vea, si no, a 4'50, a 3'75, a 8'30...»
Pedro Prieto
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