Las manos entrelazadas de cerca de mil ciudadanos llegaron a formar
una pacífica cadena humana para demostrar la solidaridad con los
afectados por los vertidos de petróleo en las costas de Galicia,
tras el hundimiento del petrolero «Prestige», para que «Mai Més»,
«Nunca Mais», vuelva a repetirse una catástrofe similar.
Convocó el Grup Balear d'Ornitologia i Defensa de la Natularesa
(GOB) y respondieron personas anónimas y políticos de casi todas
las formaciones, como es el caso del vicepresidente del Govern,
Pere Sampol (PSM), la consellera de Medi Ambient, Margalida
Rosselló (Els Verds), Miquel Rosselló, Eberhard Grosske, Margalida
Thomás (EU), Damià Cànoves (PSOE), Antoni Alorda, Pere Muñoz (PSM),
Miquel Vicenç y Damià Nicolau (UM), además de Lorenzo Bravo (UGT) y
José Benedicto (CCOO). No se vió nadie, o no lo vio el reportero,
representativo del Partido Popular.
La pacífica manifestación en la que participaban personas de
todas las edades, y algún que otro perro, dió comienzo en el Born
tras la lectura del manifiesto por parte de Miquel Rayó y las
breves palabras de Joan Rita. Encabezaba la marcha una pancarta con
la leyenda «Prestige mai més», portada por Biel Pomar, Sebastià
Avellà, Joan Rita, Xisco Avellà, Miquel Rayó, Aina Llauger y dos
niños. La cadena ascendió por la calle Constitució, sin pararse a
gritar consignas contra la Delegación del Gobierno, siguió hasta
Conquistador y terminó otra vez en el Born, en donde los
concentrados siguieron exigiendo las dimisiones de Fraga y de Matas
y pidiendo «al del bigote que coja el chapapote».
Entre los participantes se encontraba un grupo de jóvenes que
vestían una especie de monos blancos, a semejanza de los que
utilizan los voluntarios. Los de la CNT portaban bandera y
pancartas en las que se podía leer «Galiza sofre o cruda mata», y
lo de Matas y Fraga, dimisión.
Antes de formarse la cadena, los políticos fueron abordados por
los periodistas. Uno de los primeros fue Eberhard Grosske (nadie
preguntó a Miquel Rosselló) para recordar que los postulados de
Izquierda Unida, que defendía la aplicación de las medidas de
seguridad que hubieran evitado la catástrofe, «fueron rechazados en
la Unión Europea, por razones económicas», y abogó para que el caso
del «Prestige» se convierta en «un antes y un después». Dicho esto,
y una vez comenzó a formarse la cadena, hizo mutis por el foro.
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