TW
0

Si el día de Navidad se presentó luminoso y caluroso, ayer, último domingo del año, fue similar. Diríamos, incluso, que puede que un pelín más caluroso que aquél.

La soleada y cálida mañana invitó a que la gente saliera de sus casas, aparcara el coche y echara a andar; o que pillara la bici y se hiciera unos kilómetros por el carril que discurre al lado del mar; o que diera un largo paseo con el perro; o que hiciera footing; o que los enamorados, acariciados por la brisa, se hicieran arrumacos sobre la arena; o que los más osados se zambulleran en el agua como si tal cosa. Y seguramente, si luego les hubiéramos puesto un gorrito de Papa Noel, les hubiéramos hecho la foto en la playa, bañándose, y la hubiéramos mandado a Australia, los australianos habrían dicho: ¡Anda, pues en Mallorca igual que nosotros!.

Sí, aquí no tenemos nada que envidiar.