La noche anterior habían tenido lugar los foguerons y la
torrada, que prepararon los cuerpos para una mañana en la que los
habitantes desfilaron por las calles de la localidad, camino de la
Plaza de España, vistiendo sus trajes de payeses y, algunos, hasta
disfrazados de dimonis. La jornada comenzó con un alegre repique de
campanas. Entre las carrozas destacó una que recordaba el desastre
del «Prestige», desde la que los jóvenes invitaban a sardinas y
vino para apoyar a los pescadores gallegos, manjar no contaminado,
decían, del que tuvo que probar hasta emossén. Tampoco faltó el
reparto de miles de caramelos, el acompañamiento de xeremiers y la
música de la Banda Municipal de Andratx.
Para finalizar, una gran paella esperaba a todos en el castillo
de Son Mas.
También hubo beneïdes en Sóller, dónde el párroco de Sant
Bartolomé bendijo a los animales. No faltó la carrera de cintas,
con hermosos caballos y la habilidad de los jinetes que, a pesar de
que la lluvia hacía resbalar los cascos de los equinos, supieron
guiarlos con profesional destreza. Numeroso público disfrutó de los
actos en honor a Sant Antoni, como sucedió en los últimos días por
toda Mallorca.
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