El registrador de Balears, Joan Vidal, menciona dos razones que
pueden inducir a los responsables de una sociedad a reducir el
capital: la crisis económica o, sencillamente, que la empresa no
necesita para desarrollarse la cantidad de dinero invertido. «El
primer motivo es casi siempre el más correcto», explicó.
Las Islas cuentan con unas 20.000 sociedades vivas o «muertas»,
es decir, que forman parte del colectivo pero que no tienen
actividad alguna. Las reducciones de capital representan la parte
negativa de una sociedad, ya que se producen porque ésta ha
registrado pérdidas, mientras que el «fracaso total» se produce con
la extinción de la sociedad, por quiebra o desaparición
voluntaria.
Por contra, el aumento de capital se producen cuando las
previsiones realizadas por la sociedad se quedan cortas. Ese
aumento de capital, no obstante, es engañoso, ya que significa que
las sociedades son mucho más pequeñas e incorporan dinero a través
de la vía de préstamos o de una suscripción pública. Esto no revela
otra cosa que una constante desinversión, «que el Registro
Mercantil ha notado, y mucho, durante el pasado ejercicio», dijo
Vidal.
Lo más destacado del pasado ejercicio para las 20.000 sociedades
registradas en Balears fue la adaptación a la denominación en
euros, porque «fue un trabajo inmenso, tanto para el Registro como
para las notarías», explicó el registrador.
En cambio, según Vidal, «el ejercicio 2003 se presenta oscuro
por la amenaza de guerra que afecta a países europeos que envían
turistas a Baleares y, además, hay una gran recesión económica en
Alemania».
Balears sigue ocupando el primer lugar en cuanto a autonomías en
el aspecto decreciente de constitución de sociedades. Cada vez se
constituyen menos sociedades con relación a años anteriores. El
grado de decrecimiento que ha sufrido Balears es el máximo
comparado con otras comunidades autónomas. La razón para explicar
ese fenómeno es que el empresario de las Islas prefiere invertir
fuera, sobre todo en el sector turístico. El empresario constituye
las sociedades fuera del Estado, quizás por el menor coste de mano
de obra, y de la autonomía, por razones fiscales. Las cifras, no
obstante, coloca a las Islas como una de las autonomías con más
sociedades por número de habitantes. El problema es que estas
sociedades son instrumentales, es decir, facultan, por ejemplo, a
un albañil para constituir una sociedad porque fiscalmente tiene un
trato preferente. No es que ello responda a una acumulación de
capital.
La estadística oficial revela, pese a todo, que el número de
sociedades creadas en Balears empieza a decrecer de forma
paulatina.
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