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Como era previsible tras el anuncio de José María Aznar de que el relevo se produciría pronto, Jaume Matas deja la cartera de Medio Ambiente para concurrir como candidato a la Presidencia de Balears. Concluida su tarea en el Gobierno central, llega la hora de hacer balance. Lo primero que hay que señalar es que, al margen de intereses partidistas, ha sido positivo para Balears contar con un ministro mallorquín en el Ejecutivo nacional.

En el haber de Matas se encuentra la nada desdeñable tarea de haber puesto en marcha el Plan Hidrológico Nacional, labor que ninguno de sus predecesores había podido o sabido finalizar. Matas sí lo ha hecho aun sabiendo que iba a encontrarse con incontables detractores. También se recordará la catástrofe dePrestige ante la que Jaume Matas reaccionó tardíamente, si bien es cierto que las competencias de Medio Ambiente en esta cuestión, y por contradictorio que parezca, no son tan directas como sería de desear y se ven supeditadas a las del Ministerio de Fomento, responsable de la lucha contra la contaminación en el mar. De cualquier modo, extrañó que, quizá por errores de coordinación en el propio Gobierno, no interviniese desde el primer momento con más contundencia. Todo lo que hizo después vino afectado por el titubeo inicial.

Por lo que respecta a Balears, ha existido falta de fluidez y cierta tensión en las relaciones con el Govern de Antich, aunque habría que ver en cada momento y en cada situación por qué lado se puede haber fallado. Visto todo ello y lo que se ha conseguido para Balears desde la cartera de Medio Ambiente desde que Matas se hiciera cargo de ella, el balance es positivo. Concluida su tarea en Madrid, deberá dedicarse a fondo a las elecciones, sabiendo que llega con excesivo retraso para los intereses del PP balear. Su futuro político está por escribir y dependerá de la decisión soberana de los ciudadanos de las Illes.