Terminada la guerra en Irak, los ojos de los políticos vuelven a
mirar tierra adentro, pues las elecciones municipales y autonómicas
están a la vuelta de la esquina -falta prácticamente un mes- y es
el momento de ponerse las pilas para intentar convencer a la
ciudadanía de los méritos de cada cual.
Después de echarse en cara una y mil veces sus respectivas
actitudes frente a la contienda iraquí, socialistas y populares
retornan a los asuntos domésticos. Como suele hacer, el presidente
del Gobierno, José María Aznar, ha tomado la iniciativa y anuncia
para esta misma semana un nuevo paquete de medidas económicas que
favorecerán la situación de mujeres, jóvenes, trabajadores
autónomos y pymes. O sea, un buen montón de ciudadanos que sin duda
valorarán positivamente estas ideas.
Como también lo harán muchos otros electores que, sin salir
directamente beneficiados por estas iniciativas, sí tendrán muy en
cuenta el esfuerzo del PP por regresar a las posiciones centristas
que tomaron en sus primeros años de gobierno.
Sin embargo, a nadie se le escapa que los más recientes
acontecimientos internacionales -especialmente después del desastre
del chapapote y del fiasco de la última reforma laboral- van a
tener una buena cuota de protagonismo en esta campaña electoral.
Porque, al parecer, las encuestas van a revelar un bajón
considerable de los populares, a quienes los electores achacan el
haberse posicionado en contra del 90 por ciento de la población en
su postura ante el conflicto en Irak. Un asunto que todavía
coleará, aunque no debemos dejar que eclipse los problemas
cotidianos a los que nos enfrentamos a diario y que son,
precisamente, los que deben debatirse y plantearse en unos comicios
como éstos.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.