Mañana es el gran día para Silvia Salas, ya que de la mano de
Manuel Macià debuta como actriz de teatro, en la obra «Lola y
Dios», encarnando el papel de una prostituta que habla con Dios.
Ayer, en sesiones de mediodía y de atardecer, Silvia estuvo dando
los últimos retoques. Sale al escenario metida en una gabardina y
con deportivas. «Es que le dan un toque de modernidad», aclara
Macià. Luego, tras despojarse de aquella prenda, se queda con
vestido y jersey ajustado, se sienta junto al árbol y comienza a
maquillarse. La más antigua del mundo es una profesión que requiere
cierta presencia.
¿Que cómo va a sacar su papel? Según Macià, «lo está haciendo
muy bien; es, además, una mujer con mucho carácter. Lo hará bien».
Silvia sonríe. «Espero que salga bien, a pesar de que a medida que
se va acercando el momento me siento algo nerviosa. Pero me han
dicho que eso ocurre». Con nosotros está Ko Hsuan Veldman, alto y
rubio. «Es Dios -recuerda Macià-. Aparece al final, cuando Silvia,
tras haber hablado con él, sin verle, le pide una prueba de su
existencia. Entonces sale y le da un euro. Es un dios -aclara-
homosexual».
Por otro lado, y al margen del estreno, Silvia ha llegado al
teatro bastante enfadada. Ha estado viendo en Tele 5 cómo
einnombrable -Frank Francés-, en el programa de la Campos, no ha
parado de ponerla de vuelta y media. «Ha dado a entender que soy
una mala madre al no permitir que mi hijo se eduque con él, cuando
él, en todo momento, no ha hecho más que eludirle».
Pedro Prieto
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