Pep Campaner, el ángel de la guarda de los niños que padecen
noma, ya está en Mallorca. Ha regresado porque debe someterse a una
operación, que en Níger, a pesar de lo poco complicada que es, no
hacen. De paso verá a los niños con noma que han sido operados en
Mallorca y que viven en Costitx.
El domingo por la tarde, acompañado de su mujer -y también
colaboradora suya-, estuvieron en su pueblo, Sant Jordi, visitando
a sus padres y pasándose luego a tomar un café por Can Quirante,
cuyo propietario, Jaime Mesquida -además de amigo suyo de siempre-,
organiza para el 22 de los corrientes una cena a beneficio de su
Fundación, que como ya les conté en otras ocasiones, vive sólo y
exclusivamente de los socios -16, de momento- y de los donativos
que le llegan de parte de gente, la mayoría anónima, de buen
corazón.
El único requisito para asistir a esa cena es abonar 50 euros
que irán a parar íntegramente a la citada Fundación. O como dice el
organizador de la misma, «a quien le dé a Campaner 50 euros para su
causa, yo le invito a cenar». Pep Campaner, que vive en Diffa, a
1.400 kilómetros de donde le deja el avión que le traslada desde
Europa, tiene, como objetivo inmediato, la construcción de un
pabellón, junto a la casa que habita con los niños con noma (en la
actualidad son unos 50), en cuyo proyecto colabora el Govern, pero
como no es en la totatidad, nunca están de más unos euros.
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