Es lo que decía egironí Josep Maria Molina, que con Manuel
Quadreny y Ferran Aguiló, descendientes de judíos conversos,
acompañaban al periodista de Ultima Horaen el recorrido por las
viejas calles del Call: «En Girona apenas se pueden encontrar
testimonios personales y sí símbolos, objetos y otras referencias
geográficas, mientras que en Palma apenas se conservan esas
referencias simbólicas, pero en cambio sí existe mucha implicación
personal».
En efecto, a nadie se le escapa que hasta hace poco, y hay quien
asegura que todavía es así, llamar xueta a alguien era un insulto
grave «aunque un xueta es un judío converso», por eso al profano
periodista que les acompaña no le extraña que apenas se conozca esa
parte de la historia palmesana, y que cuando le muestran algún
lienzo de pared, una calle, lo hagan en base de suposición: «Se
cree que este trozo de pared podría pertenecer a la antigua
sinagoga sobre la que se levantó la actual iglesia de
Montisión».
El problema puede residir en la sistemática destrucción de
documentos sobre los que sustentar las teorías. «Existen estudios,
pero como ese era un tema considerado 'prohibido', muchos de esos
trabajos documentales han quedado en los archivos documentales y
personales de los que los llevaron a cabo. Por eso existe ahora el
empeño de corregir esa pauta, como es el caso de ARCALlegat Jueu,
que organiza las jornadas culturales judías con ciclos de
conferencias y exposiciones ('Els xuetes: la pervivencia d'una
identitat'), en paralelo a otras acciones con otras ciudades
españolas que cuentan con juderías, con la pretensión de unificar
esfuerzos para que la de los judíos deje ser esa historia
oculta.
Pep Roig
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.