Xisco, de nuevo entre nosotros tras ocho horas y media de
operación, se siente un hombre nuevo. «No lo noto -se refiere al
hígado trasplantado-, pues todavía no estaba muy mal, pero tengo
una buenísima sensación. De momento sé que el problema se ha
solucionado. Ahora hay que ver cómo evoluciona. A causa de la
anemia que he pillado me querían hacer una transfusión de sangre,
pero yo he pedido que me dejen recuperar a base de ir comiendo un
poco más cada día».
Se desabrocha la chaquetilla del pijama para mostrarnos la
enorme cicatriz en forma de ele que ocupa gran parte de su cuerpo y
en la que contamos 59 puntos. Dentro de lo que cabe, Xisco reconoce
que ha tenido suerte, pues en quince días que ha estado en lista de
espera ha aparecido un hígado. Otros se pasan hasta cuatro meses.
«Puede que haya influido en que soy 0 positivo, de los que hay
muchos, al igual que de mi estatura y peso».
A él le avisaron una tarde estando en C&A cuando apenas
llevaba tres semanas esperando en Barcelona, pues como contó, la
espera debe de hacerse cerca del hospital donde se le va a hacer el
trasplante, y no en Palma, donde vive, y como a él le hubiera
gustado por aquello de no estar lejos de la familia. «El día
anterior -recuerda- mi mujer que había estado unos días conmigo
regresó a Palma. Al quedarme solo, y tratando de distraerme para no
pensar, solía dar largos paseos. Esa mañana andaba por esos
almacenes cuando sonó el móvil. Me emocionó tanto escuchar que me
iban a operar, me puse tan nervioso, que ni me acordaba de cual era
el número de mi mujer para avisarla.
Pedro Prieto
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