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El panorama político que dibujaron las pasadas elecciones, celebradas en 1995, apenas guarda relación con el resultado electoral de 1983, año en que se celebraron las primeras elecciones autonómicas en Balears. Si en 1983 la distancia entre el PP y el PSOE era de tan sólo 2.834 votos a favor de los populares (un 0,83 por ciento de diferencia entre uno y otro), en 1999 los populares obtuvieron 1.899 votos más que los socialistas, un 14 por ciento de diferencia.

Desde que comenzó la autonomía, las distancias entre los dos partidos mayoritarios de las Islas se han ido agrandando progresivamente, con excepción de las elecciones celebradas en 1999, en las que el PSOE experimentó una ligera mejoría y el PP, un ligero descenso. La mayor diferencia de votos entre ambos partidos se produjo en las elecciones de 1995. El PP logró 77.899 votos más que el PSOE, con lo que la distancia entre ambos partidos era de 20 puntos porcentuales. Sin embargo, paradójicamente, el PP perdió la mayoría absoluta en Mallorca, lo que dio pie a la configuración inicial del Pacte de Progrés.

Nunca antes el PP había conseguido esta diferencia de votos con el PSOE. Ni siquiera en 1991, año en que PP y UM concurrieron juntos a las elecciones autonómica, se alcanzó tal distancia. La coalición PP-UM consiguió el 47,34 por ciento de los votos y el PSOE, el 30,08. Si algo no ha cambiado durante todos estos años es el papel de bisagra desempeñado por Unió Mallorquina. El partido presidido por Jeroni Albertí primero y Maria Antònia Munar después, con un porcentaje de votos con serios altibajos -pasó del 15 por ciento al 4,87 en cuatro años para ir remontando después- ha sido clave en todas las convocatorias electorales a la hora de decidir la formación del gobierno, incluso en las elecciones de 1991, cuando se presentó en coalición con el PP, lo que les otorgó la mayoría absoluta.