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Al socialista Roig le ha sentado bien la campaña y ayer no se dejó amilanar en su papel de telonero del acto convocado por los socialistas para mostrar urbi et orbi que si Antich vuelve a presidir el Govern, no sólo no se producirá el cataclismo que anuncia Matas sino que tendrá en Zapatero su más fiel seguidor. A Roig le salió bien su apuesta por la transgresión cultural y la pasión.

Jugaba en casa. Los socialistas habían convocado a representantes de la cultura, de las asociaciones y de la pequeña y mediana empresa. Ante 600 personas (mucho militante, claro) habló de cultura y turismo y dejó a Antich y Zapatero los guiños a los pequeños empresarios. Abundante presencia de la universidad y la vida cultural (Joan Bennássar, Cristina Escape, Carles Manera, Oliver Araujo, Janer Manila, Mari Pau Janer, Lourdes Sampol, entre otros) en el mismo escenario donde hace años se convocó L'Arruixada: También asistieron Feliciciano Fuster, Miquel Alenyá, Miquel Capellá o Antoni Ramis, ex decano del Colegio de Arquitectos.

Y jóvenes. Antich sentó en la mesa al candidato más joven (Miquel Àngel Coll, de 19 años) y al dirigente de las Juventudes. La esposa del president, Contxa García, ocupó otra mesa. La comida estaba planteada como una convocatoria de «amigos». Cada conseller o consellera o militante destacado atendía a un grupo de diez. La pregunta del millón: quién era esa mujer que aparecía en el panel como «alcaldesa». Nadie. Era una foto genérica del panel que acompaña los mitines de Zapatero que, antes de marcharse, se metió en la cocina para saludar y besar al personal.