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CARMEN RUIZ DE GARRETA
Con el retorno de los conservadores al Govern balear se reabre de nuevo la polémica en torno a la construcción de autopistas en Mallorca. Durante cuatro años, el polémico convenio de carreteras suscrito con la Administración central que incluía la financiación de estos proyectos ha estado en punto muerto ante la firme apuesta del Pacte de Progrés por el desdoblamiento de las carreteras. En realidad, el Govern progresista prácticamente no ha iniciado ninguno de los proyectos conflictivos con lo que los nuevos inquilinos populares pueden reanudar las negociaciones con Francisco Àlvarez Cascos, ministro de Fomento.

El más conflictivo será, sin duda, la autopista de Manacor. La Conselleria d'Obres Públiques estaba a punto de adjudicar el desdoblamiento del tramo Son Ferriol-Montuïri, aunque prefirió esperar hasta después de las elecciones. El PP no era partidario de la duplicación de esta carretera y apostaba claramente por la autopista. De hecho, en el convenio constan tres importantes obras: reconversión en autopista de s'Arenal-Llucmajor, variante de Llucmajor y autopista Llucmajor-Manacor, pasando por Campos y Felanitx. En total, 162.570 euros. El Govern progresista había redactado el proyecto de desdoblamiento de s'Arenal a Llucmajor, pero no lo había adjudicado.

En estos cuatro años, sin embargo, se ha producido el traspaso de competencias del Govern de les Illes al Consell de Mallorca, por lo que no será tan fácil la toma de decisiones en torno a la construcción de nuevas autopistas. El Ejecutivo balear no podrá tomar ninguna decisión en la red viaria de Mallorca sin la autorización del organismo insular. Unió Mallorquina puede conservar el Consell y nunca fue partidario de las autopistas, aunque sin duda las negociaciones serán más fluidas. Joan Rotger, presidente del PP de Mallorca, ya se ha apresurado a recordar que hay 348.000 euros esperando para invertir en carreteras. Así que habrá que desempolvar unos cuantos proyectos.