El sexto de la tarde salió por la puerta de chiqueros y desde el
principio se vio que era un gran toro, con muchos pies y derrotando
en tablas. Lo recibió Antonio Ferrera con dos largas cambiadas de
rodillas y unas verónicas rematadas en los medios con una media de
cartel. El picador pasó bastantes apuros a la hora de hacer su
trabajo y en el segundo tercio, el diestro de origen ibicenco
demostró sus facultades, a pesar del susto tras el segundo par, ya
que en un quiebro perdió pie y se cayó en la cara del animal, que
lo arrolló de forma espectacular.
La cara ensangrentada del diestro hizo pensar lo peor pero
afortunadamente era sangre del toro la que inundaba su rostro. Tras
esta paliza, Ferrera aún puso otros dos pares de banderillas.
Comenzó la faena de muleta rodilla en tierra y lo más destacable
fueron dos tandas de naturales, perfectamente rematadas con el de
pecho. El toro era excepcional pero lo que resultó incomprensible y
bochornoso fue la actitud del matador, provocando al público para
que la presidenta, María Esperanza Rexach, quien hasta entonces
había estado excesivamente benevolente, indultara al toro.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.