Matas mira a los diputados del PP mientras los diputados de izquierdas escuchan su discurso. Foto: TERESA AYUGA

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El discurso de investidura de Matas confirmó cuál será el nuevo estilo que impondrá el nuevo president en su segunda etapa. Un discurso moderado, sin enfrentamientos con los empresarios y cuyo principal objetivo es sacar adelante los proyectos de infraestructuras que están pendientes. Serán, como reconoció el propio Matas, cuatro años para impulsar una política liberal que canalice las energías positivas de la sociedad.

En un discurso de investidura atípico, que no duró ni una hora, Matas explicó a grandes rasgos cuáles serán los principios de la nueva etapa. Precisamente, Matas repitió la palabra «principios» durante buena parte del discurso. Y dejó claro que no va a entrar en el Govern para vengarse de nadie. «A lo largo de la pasada campaña electoral advertí en diversas intervenciones que si ganábamos las elecciones no íbamos a tomar el Palacio de Invierno o la Bastilla», recordó Matas, quien añadió: «Nuestra acción de gobierno será de mano extendida, de diálogo y de espíritu liberal. No sólo con la oposición sino con la sociedad».

Matas recalcó que «no gobernaremos en contra de nadie, ni perseguiremos a nadie, ni fabricaremos contubernios judeomasónicos para justificar reacciones irritantes». «Si esta Cámara vota mi investidura, automáticamente dejaré de ser el candidato de un partido para convertirme en el presidente de todos, de los que me han votado y de los que no lo han hecho», comentó el candidato del PP. Durante su discurso, Matas defendió el papel protagonizado por la sociedad civil balear en los avances experimentados en las Islas durante el último siglo.