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El Consolat de la Mar dibujó ayer el nuevo orden del mundo mundial balear que Jaume Matas ya diseñó en su discurso de investidura: en primera fila, el sector empresarial; al fondo a la izquierda, el sector sindical. Traducido al castellano, esto quiere decir que muchos empresarios representativos de Balears, Gabriel Escarrer, por citar a uno más o menos representativo y Abel Matutes, por poner otro nombre en negritas, se pusieron en primera fila en la toma de posesión de Matas, mientras que los representativos sindicalistas estaban prácticamente en la puerta del Consolat.

Tan representativo es Gabriel Escarrer que el flamante nuevo president, acompañado por sus ex compañeros de Consejo de Ministros Mariano Rajoy, Eduardo Zaplana y Ana Pastor, terminaron la fiesta con una cena en casa del hotelero, a la que además acudieron los invitados de fuera de Balears y diversos representantes del sector turístico de las Islas.

Los 600 invitados presentes en el Consolat confiaron en que el pequeño tropezón que sufrió Matas cuando acabó su discurso y abandonó el atril de oradores no sea un aviso de males mayores venideros. Mejor dicho, quienes eso desearon fueron exactamente 594, porque a los 600 asistentes hay que restar seis. En concreto, los todavía consellers Joan Mesquida, Príam Villalonga y Aina Salom, el socialista vicepresident del Parlament, Valentí Valenciano, y esos dos sindicalistas del fondo a la izquierda, que responden al nombre de José Benedicto y Lorenzo Bravo. A eso se reduce el viejo orden mundial.