Los estudiantes que acaban de realizar los exámenes de selectividad
y aspiran a iniciar estudios superiores a partir del próximo curso
se toparán, en muchos casos, con un término que quizá nunca antes
habían escuchado, la llamada nota de corte, la cual tiene el poder
de marcar o condicionar su decisión de lo que se desean
estudiar.
Y es que puede ocurrir que la calificación final de un alumno
(es decir, la que suma la nota del expediente académico con la de
la prueba de acceso a la universidad) no sea suficiente. La razón
es que para algunas carreras y en según qué universidades se
aplican cada año una nota de corte, que establece el último
estudiante que entra, en función del número de plazas. Es decir, si
se ofertan 80 plazas y el alumno que ocupan la última vacante tiene
un 6, esa será la nota de corte.
Existen dos razones para que una universidad imponga una nota de
corte a un determinado estudio, por un lado que esa carrera tenga
una gran demanda (por el prestigio de la univesidad o el atractivo
de la carrera), imposible de absorber por completo aunque, a
priori, no exista una limitación de plazas -es el caso de estudios
como Medicina, que aún con una oferta de 280 plazas en la Autónoma
de Barcelona el pasado curso fijo una nota de corte de 7,24-.
Por otro lado puede suceder que aún no siendo la demanda tan
alta el número de plazas ofertadas sea reducido. Suele ocurrir con
carreras de nueva implantación en una universidad, como sucedió en
la Universitat balear con la Diplomatura en Fisioterapia, que el
curso pasado tan sólo ofertaba 80 plazas en el primer año y recibió
más de 200 solicitudes.
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