Once son los alumnos que exponen sus trabajos. Foto: SERGE CASES

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Desde la prehistoria, el ser humano ha lucido en su cuello, orejas o dedos todo tipo de ornamentaciones. Lo que antes se hacía con huesos y madera, ahora se realiza con metales preciosos y semipreciosos, surgiendo así la orfebrería y la joyería. Continuadores de este milenario arte son los alumnos del Aula de Joyería artística que desde ayer y hasta el próximo día 11 exponen sus creaciones en la Escola Superior de Disseny (c/ Institut Balear, 5). Junto a la plata, principal metal con el que se han trabajado, el cuarzo, el lapislázuli, la madera, el ámbar o el caucho forman collares de formas geométricas, colgantes de inspiración modernista o broches con forma de pez surgidos de la imaginación de estos aprendizes.

Ceguetas, martillos o crisoles (instrumentos utilizados en joyería) han estado presentes en su día a día. Y es que las clases prácticas han sido una constante a lo largo del año, junto con otras más teóricas sobre historia de la orfebrería o informática. Todo ello para formar a unos futuros profesionales de este arte que dicen sentirse más que satisfechos con lo aprendido a lo largo del curso. «Nos están enseñando todo lo necesario sobre este oficio. Los contenidos son superiores a lo que esperaba», nos comenta José Antonio García.

Los alumnos no son los únicos satisfechos. «Estamos contentos con el rendimiento de todos los chicos. Se ha notado mucho que tenían auténtico interés en aprender», dice Pilar Rovira, una de las profesoras del curso. La conservación de la tradición joyera mallorquina con elementos como los cordoncillos o la botonada mallorquina hace que la realización de un curso de joyería en la Isla después de muchos años, sea algo que loar.

Pau Cavaller