Como una familia de turistas más, los Douglas pasearon y compraron en los 'souvenirs' de Valldemossa.

TW
0

La familia Douglas ha finalizado sus vacaciones estivales en Mallorca. En esta ocasión, Michael Douglas y Catherine Zeta Jones han residido en la casa de Mallorca menos tiempo que en años anteriores. Durante dos semanas, «Michael de s'Estaca» y su mujer Caterine Zeta Jones han vivido en Valldemossa unos relajados días de descanso junto a sus hijos. Con la tranquilidad de cualquier pareja normal, Michael, Catherine y el pequeño Dylan han salido de la finca en varias ocasiones a pasear, visitar a los amigos, y asistir a alguna fiesta privada como la del pasado sábado, cuando acudieron a la boda de la hija de Cristina Macaya en la finca de es Canyar. Pero Michael Douglas a pesar de ser un hombre afortunado, por su riqueza, tener una de las mujeres más guapas y deseadas del mundo y unos hijos sanos y con gran futuro, es una persona sencilla y le gusta pasear entre la multitud, sin ser reconocido, recorrer las callejuelas de su querido pueblo adoptivo, Valldemossa, y pararse a mirar, con tranquilidad, los escaparates, postales, camisetas y souvenirs o artículos de regalo. Michael Douglas salió junto a su mujer y su hijo Dylan, y acompañados de la joven y preciosa «nurse» del pequeño. Los hombres de la casa, Michael y Dylan lucían parecidas vestimentas, Papá Douglas llevaba una camisa a cuadros, con pantalón bermuda y zapatillas cómodas, camuflado bajo una gorra beige y unas oscuras gafas de sol, mientras el pequeño llevaba la misma camisa que su padre, aunque unas tallas menor, unas bermuditas blancas y sandalias. Quien nos sorprendió fue Catherine, quien elige habitualmente un conjunto negro y que en esta ocasión lucía un aire mucho más veraniego: un precioso vestido de color blanco y tejido fresco, con unas chancletas playeras y para cubrirse del sol una pamela de paja con amplia visera caída y gafas de sol. Destacar que almorzaron en el nuevo hotel restaurante Valldemossa, disfrutando de las especialidades de la casa.

Julián Aguirre