Salir de su entorno habitual con deficiencias y malas
condiciones por un breve espacio de dos meses es el motivo por el
que 142 niños procedentes del Campamento de Refugiados del Tindouf
(Argel) llegaron ayer y como cada verano a Balears. Su estancia,
organizada por la Associació d'Amics del Poble Saharaui de les
Illes Balears, dentro del programa «Vacances en Pau», se traduce en
pasar unas vacaciones en familia, evitar por un tiempo las altas y
nocivas temperaturas del desierto a las que viven sometidos, unos
exhaustivos controles médicos y que la población que los acoge
pueda percibir por su propia experiencia que el conflicto saharaui
sigue vivo. Cinco años han pasado desde que se planteó por primera
vez el referéndum sobre el futuro del pueblo saharaui. Su
resolución sigue en el aire.
El paso de los 50 a los 30 grados; del más seco desierto a las
playas de nuestras islas; de la escasez de comida y deficientes
medios de vida a un nivel medio o medio alto son los cambios más
perceptibles que estos 142 niños, de los cuales 123 pasarán sus
vacaciones en Mallorca y 19 en Menorca, se encontrarán a partir de
ahora y hasta el día 8 de septiembre, día en que regresan a su
difícil vida. Ayer por la mañana, a su llegada al aeropuerto de Son
Sant Joan, cansados por el largo y duro viaje, tapados de cuerpo
entero y con poco más de un par de calcetines en sus mochilas,
fueron acompañados por sus monitores mallorquines y saharauis a las
instalaciones deportivas de la Universitat de les Illes Balears.
Allí se les duchó y se les ofreció ropa limpia y nueva. Una vez
duchados, por fin llegó el momento tan y tan esperado por decenas
de familias mallorquinas: el encuentro con los que serán sus «hijos
adoptivos» por un tiempo. Los responsables de los diferentes
municipios de acogida y las familias de Palma los recogieron para
llevarlos al que será su nuevo hogar durante los dos próximos
meses. Para algunos de ellos no es la primera experiencia que viven
en Mallorca. Muchos repiten familia pero, para otros, sobre todo
para los más pequeños, es la primera vez que salen de su entorno y
se les hace muy difícil. Deberán adaptarse al clima, hasta el
idioma y la alimentación, para lo cual serán necesarios un par de
días o semanas. Las edades que comprende el programa «Vacances en
Pau 2003» van desde los 6 hasta los 12 años.
Teresa Ferrer, coordinadora técnica del programa, señalaba que
«el principal objetivo de este proyecto es brindar la oportunidad
al mayor número posible de niños procedentes de campamentos de
refugiados saharauis de pasar unas vacaciones en familia y en
buenas condiciones». Explicó además que cada vez son más las
familias que desean participar en este programa, subvencionado por
los ayuntamientos de Palma y Calvià y por el Govern balear. Teresa
Ferrer comentó también que «los cambios más grandes que se producen
en estos niños una vez pasadas las vacaciones en la Isla son el
rápido aprendizaje del castellano y, muchos, del mallorquín, además
de que la mayoría aprenden a nadar y ganan bastantes kilos». Lo que
más les sorprende a todos es la playa, la piscina y los juegos. Por
ello, la mayoría participa en las colonias de verano de sus
respectivos municipios.
Maria Salas
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