Durante largos años, Cala Murada fue un ejemplo de modelo
urbanístico respetuoso con el entorno litoral, pese a tratarse de
un proyecto de los años 60. Esta loable particularidad que la
distinguía de muchas otras zonas turísticas contemporáneas, ha
quedado ya para el recuerdo cuando sobre sus acantilados surgió en
fechas recientes una larga hilera de chalets adosados que han
desvirtuado por completo su morfología, alterando por completo el
paisaje. Por desgracia, hoy día ya no es posible contemplar la Cala
Murada de siempre, entre arenas, cañizales y rocas, porque la nueva
construcción lo domina todo. Lo cual pone de manifiesto que el
impacto ambiental no es una herencia deboom, sino una realidad muy
actual.
La urbanización original de Cala Murada fue levantada en los
terrenos de la antigua finca de Sa Plana Vella, en el interior de
la franja costera y sin afectar al paraje litoral. Destacó por un
esquema imaginativo constituido a base de círculos, de los que se
trazó una parte, donde se ubica la zona residencial. Tambien se
levantó un hotel integrado en el conjunto y a cierta distancia del
mar, con la finalidad de respetar la fisonomía natural de la cala.
Detalles de sensibilidad y sentido estético que pasadas casi cuatro
décadas, cuando estos valores estan a la orden del día, se han
echado a perder.
En la playa predomina un público extranjero en su práctica
totalidad que ocupa un espacio de arena flanqueado por el mar a un
lado y una interesante zona húmeda, recuperada con los temporales
de 1989. Enfrente se abre Sa Cova, de orígen neolítico y utilizada
antaño como secretpara el contrabando.
Gabriel Alomar
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