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A las 17.50 horas de ayer, todos los domicilios de la Isla y la práctica totalidad de sus comercios se quedaron sin luz eléctrica, los semáforos se apagaron y hasta que no llegaron los primeros policías a los puntos circulatorios más conflictivos, como por ejemplo las Avenidas, el Passeig Marítim o Aragó, la situación del tránsito fue derivando poco a poco en un lento pero inexorable caos. La situación en las calles del centro de Palma era algo mejor. De hecho, la mayoría de negocios siguieron con sus puertas abiertas, y los clientes siguieron entrando, aunque con menor frecuencia que en un día normal. Sólo las cafeterías y las heladerías parecían mantener la clientela habitual o incluso aumentarla ligeramente. La situación circulatoria en zonas como el Passeig Mallorca, Jaume III o el Passeig des Born era algo mejor que en las vías citadas.

La actitud de la mayoría de comerciantes consultados por Ultima Hora era de una cierta resignación y de una difusa esperanza de que la avería se solucionase cuanto antes. Algunos comercios, los menos, optaron por cerrar, otros prefirieron mantener sus puertas abiertas a pesar de la reducción en el número de clientes, confiando en que en cualquier momento podría volver la luz. Sólo algunos grandes almacenes y unos pocos comercios contaban con grupos electrógenos, al igual que algunas salas de cine. Los salas que no los poseían devolvieron el dinero a los espectadores.

A pesar de que algunos comercios pudieron contar con electricidad antes de cerrar, para muchos de ellos, que se habían iluminado incluso con pequeños farolillos o hasta velas, la jornada de ventas ya había finalizado unas horas antes. En s'Arenal se recibió la luz poco antes de las 23.00 con grandes aplausos y el sonido de cacerolas en las zonas de restaurantes, que habían recurrido a las velas instaladas sobre las mesas.