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Porto Cristo, denominada antes de su urbanización como zona residencial de veraneo; durante la segunda mitad del siglo XIX, Cala de Manacor, y posteriormente el Port de Manacor, a raíz de su antigua función comercial con tráfico de vapores y veleros, es una de las mas emblemáticas playas urbanas de Mallorca. Su nombre actual data de 1912 y se inspira en una leyenda originada en el siglo XIII cuando se dice que llegó un barco desconocido tras un temporal que traía una imagen del Sant Crist, que se ofreció a la parroquia a modo de exvoto y se venera en la iglesia de Els Dolors.

En la actualidad, Porto Cristo constituye un bullicioso centro turístico diurno, merced a la masiva aflencia de turistas a las cuevas del Drach y del Hams. Su bella pineda, sembrada hace cerca de un siglo alrededor del paseo de la Sirena, constituye una de sus señas de identidad, indemnes en un paisaje urbano alterado ante la proliferación de nuevas construcciones que han sustituido a muchos antiguos edificios. Un paseo peatonal panorámico permite contemplar la playa en toda su extensión, que se traduce en 310 metros de longitud por 50 de anchura. Una superficie ocupada de forma mayoritaria por un público local, que se incrementa sobretodo el fin de semana.

Durante el tiempo que permanecimos sobre la arena pudimos apreciar el intenso tráfico de golondrinas en dirección a distintos puntos del litoral de Manacor, que entran y salen llenas de turistas. Actividad que no afecta a las aguas de la rada que mantienen su limpieza y además cuentan con una amplia zona balizada para seguridad de los bañistas.

Gabriel Alomar