Las mismas vacaciones que para los más jóvenes suponen una
alegría, son muchas veces fuente de auténticos quebraderos de
cabeza para sus padres. Abuelos, tíos o vecinos, se convierten
muchas veces en cuidadores esporádicos de los más jóvenes. Estos
sólo pueden estar con sus padres durante el mes de vacaciones que a
estos les corresponde. Los típicos campamentos son una solución
aunque sólo temporal, ya que su duración no suele ser superior a
las dos semanas. Es por ello que últimamente están proliferando en
nuestro país las llamadas colonias urbanas.
Estos campamentos de ciudad se desarrollan generalmente en las
instalaciones de los colegios. Suelen prolongarse durante buena
parte del verano, aunque la mayoría cierra por las tardes. Sólo en
Mallorca son 150 las colonias urbanas notificadas al departament de
Joventut. Los colegios Alexandre Rosselló, Eugenio Lopez,
Prácticas, Gabriel Alzamora, Camilo José Cela o Es Pilarí, junto
con otro tipo de instituciones como Es Fortí o el albergue Nazaret,
son algunos de los centros que ofrecen este tipo de actividades.
Las limitaciones derivadas de ubicarse en plena ciudad se suplen
con la imaginación de los monitores y las ganas de pasárselo bien
de los niños. Patios y gimnasios hacen las funciones de bosques, a
la vez que las piscinas de plástico suben a la categoría de playas
de primer nivel gracias al entusiasmo de los pequeños.
Muchos disfrutan de las colonias en los mismos centros donde
durante el invierno acuden a clase. Esto no supone en principio
ningún trauma para ellos. «Les enseñamos a los niños que en el
colegio también se puede aprender de otra manera mucho más
divertida. Con los juegos tratamos de educar de una manera no
formal en hábitos relativos a la sociabilidad, la educadación y la
comprensión», comenta Angel Zuasti, director de las colonias
organizadas en el CP Prácticas.
Pau Cavaller
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