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Apenas dejamos el centro de Portocristo por las calles que conducen hacia la salida de Cala Morlanda, encontramos el camino de Cala Petita, que no cuenta con señalizacion alguna y además esta bastante escondido. Inconvenientes que no deben desanimar a nadie, ya que su popularidad entre los manocorins motivan que cualquier residente pueda indicarnos con detalle como llegar. Tras unos veinte minutos de camino por un sendero de tierra que al final adquiere el carácter de torrentera, se abre ante nuestro ojos una de las más recogidas calas vírgenes de Mallorca. Enclave costero que hace honor a su nombre, dado su carácter recogido y donde el baño permite disfrutar de una agua tan quieta como la de una piscina. Con el aliciente de que aquí tenemos la oportunidad de observar unos fondos bellísimos entre los roquedos que circundan sus blancas arenas. Particularidad apreciada por los aficionados al buceo que, convenientemente equipados pueden sumergirse en el pequeño mundo submarino que encierra la caleta, sin los problemas que presenta hacerlo en mar abierto.

Cala Petita es una playa muy apreciada por los residentes de Manacor al ofrecer una alternativa idílica e intimista frente al cercano bullicio de Portocristo. En sus cercanías existen restos prehistóricos y durante la Guerra Civil fue una de las playas incluidas en el desembarco de las tropas del Gobierno de la República al mando de Bayo, con el propósito frustrado de reconquistar Mallorca a los sublevados. Aquella sangrienta batalla ideológica es recordada en dos monumentos erigidos solamente en memoria de los caídos del alzado bando nacional.

Gabriel Alomar