El torrente de Ca n'Amer marca la línea divisoria entre los
municipios de Manacor y Sant Llorenç, donde se encuentra la
urbanizada playa de s'Illot frente a un pequeño islote que inspiró
su denominación. Corría el año 1940 cuando se abrió el primer
hotel, al que han sucedido una docena de establecimientos que en la
actualidad dominan el panorama, junto a cinco bloques de
apartamentos turísticos de hasta ocho plantas, edificados a partir
de los años 60.
La historia humana de la playa de s'Illot o Sa Moreia se remonta
a finales del siglo XIX con la construcción de las primeras
residencias de veraneo a cargo de familias mallorquinas procedentes
de los pueblos cercanos como Manacor, Vilafranca o Sant Joan. Más
tarde, a principios del siglo XX, al florecer la moda de los baños
de mar, se amplió el área habitada hasta unirse más tarde con la
vecina de Cala Morlanda. No sería, sin embargo hasta la llegada
deboom cuando s'Illot adquiere la fisonomía definitiva que la
caracteriza en la actualidad. Una particularidad posterior fue la
contrucción del puente metálico que salva el paso del torrente,
lleno de agua embalsada y que hasta fechas no muy lejanas dividió
la urbanización y dificultó el libre paso de los turistas. Y es que
en verano predomina la ocupación extranjera, pese a que son
numerosos los vecinos de Manacor que acuden a esta playa, atraídos
seguramente por la asombrosa limpieza de sus aguas, pese a la
masificación circundante. A lo largo del paseo peatonal que bordea
la playa podemos observar un sinfín de tiendas de recuerdos, bares,
restaurantes ante un típico varadero lleno de llaüts como
nostálgico contrapunto.
Gabriel Alomar
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