Por una razón u otra, pocos deben ser los ciudadanos de Palma o los
turistas que, a lo largo de estos últimos años, han tenido la
inmensa suerte y el gran privilegio de llegar a ver el cauce de sa
Riera con el agua absolutamente cristalina y transparente, tal y
como sería deseable.
La gama de colores que llega a presentar el agua de sa Riera en
determinadas épocas del año es casi tan amplia como la del arco
iris o como la de una obra de un pintor impresionista. A veces el
agua tiene un tono marrón claro, otras, en cambio, es más bien
grisáceo o indefinible, ya que se juntan de manera amorfa varios
colores, y en estos últimos días está predominando un tono lechoso
o blanco.
El director-gerente de EMAYA, Arturo Cadenas, ya ha explicado en
diversas ocasiones cuál es la causa de que se produzcan estos no
deseables cambios de color, sobre todo durante esta época del año.
Las manchas son debidas a las sales -carbonato cálcico y cloruro
sódico- que se encuentran en el agua que fluye por sa Riera,
proveniente de la potabilizadora de Son Tugores. Estas manchas
aparecen cuando empieza a hacer calor, así que cuando el calor
alcanza las cotas de estos días no es de extrañar que en lugar de
hablar de manchas, sea más correcto hablar de capas, en este caso
de color blanco o lechoso, cubriendo todo el cauce.
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